A comienzos del presente siglo, se iniciaron una serie de estudios devenidos del conocimiento de las secuencias de nucleótidos que componían gran parte del genoma humano.
En general, el mundo científico, avizoraba la posibilidad de descifrar todos los misterios de la vida. Sus mecanismos, sus predicciones, sus defectos, sus posibilidades, su control, su incumbencia en nuestras vidas.
Quizá, y como ocurre frecuentemente, la imaginación, el desconocimiento, la soberbia o arrogancia por la magnitud misma del hallazgo, hacía suponer la posibilidad de descifrar lo profundo de lo hasta entonces desconocido. Pero también, y en mayor grado, las propias nuevas investigaciones fueron determinando no solo los límites que ese conocimiento tenía, sino más bien abriendo nuevos horizontes, en materia de enfermedades, especialmente, las genéticamente transmitidas.
Ha pasado casi una década y media de aquellos días, y hoy podemos decir que se ha producido una especie de diáspora en el tema que se va expandiendo e incrementando conforme a los avances de las ciencias.
Así la terminología se fue adaptando a esa expansión de conocimientos, para generar nuevos compartimentos del saber, como incluir en genética clásica, ( citogenética, genética molecular, biología molecular, etc.) y genómica (que incluye una serie de subcapítulos como la metabolómica, la proteómica, la transcriptómica, etc.) o en definir los alcances de la epigenómica ( que involucra todo lo concerniente a la expresión de los genes condicionados por efectos internos y externos), por mencionar algunas.
Será necesario dotar al conocimiento social del tema, un lenguaje específico claro, evitando comprensiones erróneas, y falacias interpretativas. Cuando se difunde un nuevo conocimiento, este debe expresarse claramente, para que llegue a la comprensión general de la mejor manera, o se terminará generando un lenguaje excluyente, para pocos, que no permitirá operativizar los nuevos conocimientos a nivel social.
En estos pasos preliminares que da la ciencia, es necesario transmitir conocimientos públicamente, o al menos el desarrollo de los hechos, con sumo cuidado. Uno de los escasos factores adversos que tiene, esta era del internet abierto, gratuito y generalizado, es que cualquiera puede escribir o “subir” a una fuente de información la noticia o la información científica (ocurre también en otros temas), que pueda ser un acontecimiento trascendental por la importancia de su hallazgo, o bien una información absolutamente falsa.
La única forma de poder calificarla, es tener un adecuado juicio de valores como para desde lo individual, poder calificar la información. Esto solo se consigue a nivel social, con educación, conocimiento e información adecuada de los hechos. Difícil tarea, pero posible al fin. Difícil porqué seguramente llevará tiempo lograr un adecuado nivel de conocimiento y crítica social, y posible, porque el inexorable avance de la ciencia tiene códigos, parámetros y reglas para ser exitosa, y la prueba está que generalmente los hallazgos falaces, los errores y las mentiras, duran poco, se caen por lo general, por su propio peso de falsedad.
Cibic viene trabajando por más de una década, tratando de avanzar en el campo de la bilogía molecular, incluyendo la genómica, en el campo de su incumbencia, la del diagnóstico por laboratorio, intentando ser una herramienta útil en el control, prevención y previsión de enfermedades, así como tratamiento y monitoreo de las mismas, desde la mirada de la Salud actual y futura.
Con ese propósito es que hoy le invitamos a escuchar la entrevista que fuera realizada por el programa Diagnóstico y Debate TV a nuestro director científico, Bq. Fabián Fay a fin de comentar nuestra tarea actual en los temas mencionados.
Entre aquí para ver la entrevista: