La queratitis amebiana es la manifestación clínica más habitual del género Acanthamoeba y se caracteriza por ser dolorosa e invalidante, produce una sensación de cuerpo extraño, eritema, fotosensibilidad, lagrimeo excesivo y disminución de la visión, pero en general sin síntomas sistémicos. Inicialmente, las lesiones pueden tener un aspecto dendriforme parecido a queratitis por herpes simple. El diagnóstico tardío puede provocar una afectación corneal más profunda, lo que requiere una queratoplastia urgente para restaurar la anatomía ocular y la visión.
Entre los factores predisponentes destacan los traumatismos corneales, el contacto con cuerpos extraños o la exposición al agua templada (p. ej., de una bañera o piscina, ríos), pero el factor de riesgo más importante es el uso de lentes de contacto, no desinfectados apropiadamente o no usados con la frecuencia recomendada y su utilización durante la práctica de la natación o su utilización en baños de aguas templadas. Los pacientes que sufren esta infección son generalmente inmunocompetentes; no obstante, no desarrollan inmunidad protectora apreciable, por lo que es posible la reinfección.
El género Acanthamoeba comprende protozoos ubicuos de vida libre que se encuentran en el aire, el suelo, las aguas, dulces o saladas, residuales, e incluso en el agua del grifo o embotellada, las unidades de diálisis, el material odontológico, etc.
Su morfología presenta dos estados: trofozoitos y quistes (Figura. 1). Los trofozoitos tienen un diámetro de 15-45 µm y constituyen la forma activa; son mononucleados y presentan proyecciones citoplasmáticas (acantopodios) para la locomoción. Se alimentan mediante los pseudópodos de bacterias, algas, levaduras y partículas orgánicas ambientales, y de los queratocitos en la córnea. Tienen capacidad infecciosa y reproductiva.2
Los quistes tienen un diámetro de 10-25 µm; son de doble pared: la externa (ectoquiste) y la interna (endoquiste). Se forman en condiciones adversas como la falta de alimentos, la desecación, los cambios de temperatura y el pH. Sobreviven a la acción de desinfectantes, antibióticos, cloración y a temperaturas menores de 20 °C por varios años. En condiciones apropiadas se pueden transformar en trofozoitos, y sintetizan enzimas para la penetración y la destrucción tisular.
Figura 1: Representación esquemática del ciclo de vida de Acanthamoeba spp Tomado de: Gómez Marín JE. Protozoología Médica. Bogotá: Manual Moderno; 2010. p. 173-83.
El diagnóstico se realiza mediante la visualización de los trofozoitos o quistes de morfología característica mediante microscopía óptica. Las muestras utilizadas pueden ser raspados corneales, lentes de contacto y/o la solución de lavado de los mismos.
Para su cultivo se utiliza un medio de Page con base de agar no nutritivo y soluciones de Escherichia coli. Los cultivos se examinan por microscopía óptica cada 24 – 48 h. (durante los primeros 7-8 días) y después una vez por semana.
Figura 2: Quistes y trofozoitos de Acanthamoeba. Aumento 40x.
La muestra debe ser enviada en un tubo o frasco estéril (los contenedores de orina son apropiados).
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** Las muestras utilizadas pueden ser raspados corneales, lentes de contacto y/o la solución de lavado de los mismos.
Referencias:
1. Szentmáry N, Daas L, Matoula P, Goebels S, Seitz B. Acanthamoeba keratitis. Ophthalmologe 2013; 110:1203-11
2. Enfermedades Microbiológicas y Microbiología Clínica. Volumen 22, Suplemente 1, Mayo 2004
3. Gómez Marín JE. Protozoología Médica. Bogotá: Manual Moderno; 2010. p. 173-83.
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