Desde la aparición del primer caso de infección en seres humanos con SARS-CoV-2 en Wuhan en diciembre de 2019 hasta la actualidad, el virus que causa el COVID-19 ha evolucionado constantemente.
Los virus cambian por la acumulación de mutaciones a lo largo de su genoma viral. Las mutaciones pueden generarse y desaparecer, pero en algunos casos persisten. A lo largo de la pandemia algunas mutaciones tomaron relevancia y fueron seleccionadas por variantes emergentes en distintas regiones del mundo.
Diferentes estudios determinaron que la presencia de estas mutaciones se encuentra asociada a una mayor transmisibilidad, una menor respuesta al tratamiento con las drogas aprobadas de emergencia o con una menor respuesta a tratamiento con suero de convalecientes, provocando un aumento de riesgo y una alarma para la salud pública mundial.
La selección de alguna de estas mutaciones se asoció a variantes de SARS-CoV-2 detectadas en diferentes brotes a fines de 2020. Tal fue la relevancia de estos brotes que, a partir de diciembre de 2020, la OMS comenzó a clasificar las variantes según sus características y en diciembre de 2020 emitió la primera alerta definiendo las variantes B.1.1.7 y B.1.351, como las dos primeras variantes de preocupación (en inglés Variant Of Concern: VOC).
A partir de la aparición de nuevas variantes, la comunidad científica consensuó llamar a las más relevantes con los nombres de las letras griegas, en búsqueda de simplificar su nomenclatura y además disminuir el estigma y la discriminación hacia las ciudades o países donde fueron reportadas por primera vez.
Al día de la fecha, solo cuatro variantes se encuentras catalogadas como VOC: Alpha, Beta, Gamma y Delta.
Si bien son diferentes en cuanto a su genoma viral, tienen características particulares que causan:
– Aumento de la transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología de la COVID-19; ó
– Aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad; ó
– Disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, las vacunas y los tratamientos disponibles.
Otro nivel de clasificación es el de variante de interés (en inglés Variant of Interest: VOI).
Este tipo de clasificación incluye variantes a las variantes Eta, Iota, Kappa y Lambda, y se encuentran bajo esta clasificación porque:
* presentan cambios en el genoma que, según se ha demostrado o se prevé, afectan a características del virus como su transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad que causa y su capacidad para escapar a la acción del sistema inmunitario, ser detectado por medios diagnósticos o ser atacado por medicamentos; Y
* según se ha comprobado, dan lugar a una transmisión significativa en medio extrahospitalario o causan varios conglomerados de COVID-19 en distintos países, con una prevalencia relativa creciente y ocasionando números cada vez mayores de casos con el tiempo, o bien que presentan, aparentemente, otras características que indiquen que pueden entrañar un nuevo riesgo para la salud pública mundial.
En nuestro país, tanto el Instituto Malbrán (centro nacional de referencia), como diferentes laboratorios e institutos que forman parte del Proyecto País (en los que se incluye Cibic Laboratorios), venimos realizando la vigilancia epidemiológica de variantes de SARS-CoV-2 en pos de monitorear las variantes circulantes y emergentes para estudiar el impacto de su presencia, la propagación, la efectividad de las vacunas o tratamientos y la eficacia de los test diagnósticos.
La identificación de variantes de SARS-CoV-2 se lleva adelante mediante la secuenciación de la región que comprende los aminoácidos 420 y 750 de la proteína Spike (S), donde se alojan las principales mutaciones características de las variantes más relevantes.
En nuestra región, pudimos observar, desde hace ya varias semanas, que la variante Gamma es la más prevalente, seguida de las variantes Alpha y Lambda, todas VOC o VOI.
Es importante remarcar que el estudio de variantes de SARS-CoV-2 se realiza solo con fines de vigilancia epidemiológica, ya que si bien se cree que algunas variantes podrían impactar en la respuesta a diversos tratamientos o tendrían diferente sensibilidad a las vacunas, todo es muy reciente y aún se requieren de nuevos estudios.
La identificación de variantes se realiza por secuenciación a partir de muestras de pacientes con infección confirmada de COVID-19 y permite identificar las principales variantes circulantes.
Para más información pueden acceder a la charla virtual: “Covid-19: Vigilancia epidemiológica activa de variantes de SARS-CoV-2” dictada por uno de nuestros especialistas en Biología Molecular el pasado jueves 26 de septiembre a partir del siguiente link de youtube:
Prestación disponible en Cibic Laboratorios
* Identificación de variantes de interés (VOI) y preocupación (VOC) del virus SARS-CoV-2 mediante la amplificación parcial del gen que codifica para la proteína S (spike), del genoma viral.
** Método: One Step RT PCR, seguida de secuenciación y análisis bioinformático en base a la secuencia de referencia NC_045512.2. Nomenclatura e identificación según PANGO y OMS.
El presente estudio permite detectar las siguientes variantes:
VOI
– B.1.1.7 (Alpha o Reino Unido)
– B.1.1.7 (Alpha o Reino Unido)
– B.1.351 (Beta o Sudáfrica)
– B.1.617.2 (Delta o India)
VOC
– P.1 (Gamma o Manaos)
– B.1.1.7 (Alpha o Reino Unido)
– B.1.351 (Beta o Sudáfrica)
– B.1.617.2 (Delta o India)
Referencias:
08/2021: https://www.who.int/es/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants
08/2021: https://www.who.int/es/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants
http://pais.qb.fcen.uba.ar/
http://pais.qb.fcen.uba.ar/files/reportes/pais-reporte25.pdf
Para mayor información o consultas:
Sector: Biología Molecular
Lic. Javier Sfalcin
Tel: 0341-486-1600. Interno 242