Las vulvovaginitis agudas son una de las causas más frecuentes de consulta ginecológica. El abordaje correcto de estas infecciones debe basarse en el examen clínico y la determinación del agente causal mediante el estudio microbiológico. La candidiasis vulvovaginal se encuentra entre las patologías más frecuentes del tracto genital inferior femenino.
Es la segunda causa más común de infecciones vaginales en la mujer adulta en edad fértil, precedida por las vaginosis bacterianas. Aproximadamente el 75% de las mujeres sufre al menos un episodio de candidiasis vulvovaginal durante su vida, mientras que el 40% de las mismas tienen más de un episodio, y menos del 5% padecen candidiasis vulvovaginal recurrente, que se define como cuatro o más episodios documentados de vulvovaginitis por levaduras en un período de 12 meses.
Los síntomas clínicos no son específicos, por lo que no son suficientes para el diagnóstico y pueden ser asociados a una gran variedad de infecciones vaginales. El más frecuente es prurito vulvar acompañado de enrojecimiento, irritación, ardor y secreción vaginal espesa y blanca. Aproximadamente un 15% de las mujeres están colonizadas por Candida spp, pero generalmente no presentan síntomas.
Diferentes especies del género Cándida se encuentran involucradas como agentes etiológicos, siendo Candida albicans quien se aisla con mayor frecuencia. Este microorganismo coexiste como comensal en el tracto vaginal; sin embargo, al ser un hongo oportunista, puede proliferar y causar infecciones, razón por la cual ha emergido como una levadura altamente patógena en pacientes inmunosuprimidos.
En el tracto genital femenino el crecimiento de este hongo oportunista se encuentra regulado por la microbiota residente, principalmente compuesta por bacilos grampositivos del género Lactobacillus. Dentro de los mecanismos por los cuales Lactobacillus mantiene estable la composición de la microbiota vaginal se encuentran la producción de compuestos antimicrobianos (peróxido de hidrógeno, ácido láctico y sustancias tipo bacteriocinas) y la competencia que establecen por los sitios de adhesión al epitelio vaginal.
Entre los factores predisponentes para alterar el equilibrio de la microbiota vaginal y que ocurran episodios de candidiasis vaginal podemos citar el uso de antibióticos de amplio espectro, anticonceptivos orales, hábitos higiénicos, embarazo, enfermedades no controladas como diabetes o inmunosupresión, estrés, entre otras.
El diagnóstico microbiológico de las candidiasis vaginales involucra el procesamiento de la secreción vaginal, comprendiendo la determinación de pH, microscopía en fresco, tinciones específicas y cultivos en medios selectivos para el crecimiento de levaduras.
Además, es posible realizar la identificación (Género y especie) de la levadura causal como así también realizar pruebas de sensibilidad a antifúngicos para poder establecer la terapia adecuada, especialmente en candidiasis vaginal recurrente o ante fracasos terapéuticos.
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Referencias
1-Miró, MS y col. Candidiasis vulvovaginal: una antigua enfermedad con nuevos desafíos. Rev Iberoam Micol 2017;34:65-71
2- Buscemi L, Arechavala A, Negroni R. Estudio de las vulvovaginitis agudas en pacientes adultas, sexualmente activas, con especial referencia a la candidiasis, en pacientes del hospital de infecciosas Francisco J. Muñiz. Rev Iberoam Micol 2004; 21: 177-81
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Sección: Microbiología
Microbióloga Carolina Ferrand
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