La piel es un tejido que, si está sano, no permite el ingreso de casi ningún patógeno, excepto aquellos parásitos que tienen ganchos o láminas cortantes diseñados para su ingreso a través de la piel y aquellos que son inoculados por mosquitos u otros vectores. Es por ello que un buen lavado de manos después de tocar a un paciente con aislamiento de contacto y el agregado de alcohol gel, son suficientes para no trasmitir infecciones a otros pacientes ni contagiarse el personal, lo que no exime del uso de guantes cuando esté indicado. Sin embargo, una variedad de bacterias, hongos, virus y parásitos pueden ingresar a través de pequeñas abrasiones o extensas puertas de entrada y causar enfermedades de la piel o pueden ser introducidos al cuerpo a través de picaduras de vectores y punciones vulnerando de esta manera la extraordinaria capacidad de barrera del tejido dérmico.
Entre las enfermedades bacterianas de la piel citamos la foliculitis, forúnculo, ántrax y abscesos, generalmente ocasionados por Staphylococcus aureus, el impétigo o lesión supurada o con ampollas serosas causados por S. aureus, Streptococcus pyogenes (beta hemolítico grupo A) o ambos. La celulitis y la erisipela también pueden ser causadas por estos agentes, que a su vez pueden infectar a lesiones de naturaleza no bacteriana como costras hemáticas traumáticas, varicela, etc. El síndrome de piel escaldada puede ocurrir por las toxinas de S. aureus. Las infecciones de lesiones traumáticas pueden ir desde escoriaciones a fracturas expuestas y mordeduras. En estos casos pueden estar involucrados microbios de la boca (Streptococcus viridans, bacterias del grupo HACEK, Pasteurella multocida entre otros) y se debe tener en cuenta la rabia y el tétanos. Más graves son la fascitis necrotizante tipo I y tipo II en las que pueden intervenir bacterias anaerobias. Un aparente forúnculo en pacientes con profesiones vinculadas a la ganadería debe hacer pensar en carbunco o ántrax maligno. Lesiones con alteración de la sensibilidad puede hacer pensar en lepra. No incluimos en este resumen las infecciones genitales de trasmisión sexual pero un chancro de sífilis puede aparecer en la piel.
Los hongos, especies de Malassezia y los dermatofitos pueden causar micosis tales como pitiriasis versicolor, tiñas del cuero cabelludo o de la piel, intertrigo de grandes pliegues, de pequeños pliegues o “pie de atleta” y de las uñas u onicomicosis. En ocasiones Candida albicans y otras especies del género pueden causar lesiones inflamatorias húmedas como los intertrigos en grandes pliegues, especialmente en diabéticos y en las uñas, particularmente de las manos. En pacientes inmunosuprimidos pueden presentarse granulomas cutáneos causados por Criptococcus spp o Histoplasma capsulatum.
Los virus pueden ocasionar Herpes simple, Herpes zoster o varicela, verrugas y condilomas. En la piel pueden verse las ictericias y los exantemas que caracterizan a las hepatitis y las enfermedades virales y bacterianas exantemáticas. En pacientes inmunosuprimidos puede verse el sarcoma de Kaposi.
Los parásitos que pueden ingresar por la piel son Ancylostoma duodenale, Necator americanus, Strongyloides stercoralis. En la piel del ano puede presentarse Enterobius vermicularis. En la siguiente tabla pueden verse los vectores artrópodos y los agentes de enfermedades que ellos inoculan al picar o defecar, vulnerando la función barrera.
Finalmente debemos recordar el ingreso de microorganismos por punciones no estériles de la piel como drogas endovenosas, mesoterapia, relleno estético de grasa, acupuntura, tatuajes y piercing, entre los cuales podemos mencionar a la endocarditis derecha por S. aureus, HIV, hepatitis B y C, así como micobacterias de crecimiento rápido.
Para el diagnóstico de cada una de esas afecciones se toman las muestras de acuerdo al Manual de toma de muestras de Cibic para el cultivo, identificación y sensibilidad antibiótica o detección de antígenos por métodos rápidos o detección de genoma por PCR o detección de anticuerpos totales o IgM por técnicas serológicas.
Bibliografía
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– Notario R. Microbiología para el Médico. UNR Ed. 2ª edición. Rosario 2014
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