La histoplasmosis es una infección causada por el hongo Histoplasma capsulatum y se considera endémica en el continente americano. Este hongo se desarrolla en el suelo con excretas de aves y murciélagos, donde se distribuye de manera heterogénea. Los lugares infestantes son: nidos de mirlos, palomares, gallineros, pajareras; sitios frecuentados por murciélagos (cuevas, edificios antiguos, árboles huecos). Esta infección se produce como resultado de la inhalación de microconidios y fragmentos cortos de hifas formados en el suelo que, en el interior del hombre, pasan a la fase levaduriforme que es la responsable de la patogenia. Se relaciona con la actividad laboral y es considerada una sapronosis por la adquisición del hongo a partir de su vida saprofítica en la naturaleza.
Los factores determinantes de proliferación e intensidad de síntomas son: tamaño del inóculo y estado inmune previo del individuo. El cuadro clínico puede variar desde infecciones asintomáticas hasta cuadros diseminados graves que involucran uno o varios sistemas y que afectan sobre todo a pacientes con alteraciones de la respuesta inmune (sida, neoplasias hematológicas, trasplantes u otras inmunodeficiencias). Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la histoplasmosis pulmonar aguda, la forma pulmonar crónica y la histoplasmosis progresiva diseminada. No existen vacunas preventivas ni terapéuticas para el control de esta infección. En las infecciones subclínicas, las levaduras que no fueron destruidas por las defensas del huésped pueden permanecer latentes en los tejidos del bazo, hígado y ganglios linfáticos. Así, en individuos que tienen su sistema inmune alterado o que han sido sometidos a terapias inmunosupresoras, estas levaduras pueden reactivarse y causar la enfermedad, por lo tanto, no es necesario tener antecedentes de contacto reciente con el hongo para padecer histoplasmosis, porque la reinfección endógena puede aparecer años después de que ocurrió la primo infección.
El diagnóstico de laboratorio de la histoplasmosis se basa en técnicas de cultivo, microscopía y la detección de antígenos y anticuerpos. La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) resulta un método molecular muy rápido, sensible y eficaz para su detección a partir de materiales clínicos directamente. Los productos patológicos son muy diversos, dependiendo de la forma clínica que se presente: esputo y otras secreciones respiratorias, sangre, medula ósea, exudados y raspados de lesiones cutáneas, LCR y biopsias de distintos órganos. El aislamiento en medios de cultivo de H. capsulatum a partir de muestras clínicas es considerado el método estándar y da el diagnóstico definitivo de la histoplasmosis. El tiempo de incubación es de 2 a 4 semanas, y al microscopio los microconidios son lisos, esféricos, piriformes o en forma de clava, sin septos y de pared fina; los macroconidios se observan en conidióforos cortos, esféricos en general, de paredes gruesas, sin septos, aspecto tuberculado, bien apreciables al microscopio óptico.
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Bibliografía
1- Dr. C. Carlos M. Fernández Andreu, Dra. María T. Illnait Zaragozi, et al. ; Una actualización acerca de histoplasmosis, Revista Cubana de Medicina Tropical, vol. 63, nro. 3. Septiembre -Diciembre 2011.
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4- Rippon JW. Micología Médica. Hongos y actinomicetos patógenos. México DF: Ed. Interamericana McGraw; pág 411-56. 1990
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