Las infecciones fúngicas que comprometen la piel y las mucosas son las más importantes en términos de morbilidad. La decisión de tratar las infecciones fúngicas superficiales, cutáneas y mucosas, con un preparado tópico o sistémico debe ser individualizada y depende del tipo de infección, la extensión de las lesiones y el hongo causal.
Entre las ventajas del uso tópico se mencionan: facilidad de administración, eficacia clínica y micológica, baja incidencia de efectos secundarios y ausencia de interacción medicamentosa. Además no requieren monitoreo bioquímico y tienen una buena relación costo-eficacia en determinadas situaciones clínicas. Entre sus desventajas figuran la escasa eficacia en micosis del pelo y de las uñas y la larga duración del tratamiento de las onicomicosis. En muchas ocasiones se puede optar por un tratamiento simultáneo oral y tópico. Existen más de 100 presentaciones de preparados antifúngicos de uso tópico tales como: crema, gel, pomada, polvo, solución, spray, tabletas vaginales, etc.
Los antimicóticos pueden clasificarse según su estructura en: polienos (nistatina, natamicina, anfotericina B), azoles (imidazol: miconazol, clotrimazol, ketoconazol; triazoles: fluconazol, itraconoazol; triazoles de segunda generación: voriconazol, ravuconazol, posaconazol); alilaminas (terbinafina, naftifina), lipopéptidos (entre ellos equinocandinas, siendo caspofungina la más usada), pirimidinas (fluocitosina) y otros como griseofulvin.
Los polienos alteran la permeabilidad de la membrana, lo que permite una pérdida de proteínas, glúcidos y cationes mono y divalentes, causando la muerte celular. La anfotericina B es el agente más conocido de esta familia. Todas las formulaciones se administran por infusión intravenosa. Es activa frente Aspergillus spp, Blastomyces dermatitidis, Candida spp, Coccidiodes immitis, Cryptococcus neoformans, Histoplasma capsulatum, Paracoccidioides brasiliensis, Mucor spp, Absidia spp y Rhizopus spp. La resistencia es poco frecuente. Otro miembro de esta familia es la nistatina, primer antifúngico tópico en utilizarse en la práctica clínica. Tiene actividad sobre levaduras y está indicada en candidiasis de las mucosas y en la profilaxis de candidiasis orofaringea en inmunodeprimidos.
Los azoles tienen actividad fungistática. El ketoconazol oral se usa actualmente para el tratamiento de infecciones sistémicas. Alcanza concentraciones altas en los tejidos grasos, pero pobres en el LCR.
Los triazoles tienen actividad frente a dermatofitos, Cándida, Malassezia y se emplean en el tratamiento de tiña corporis, tiña pedis, tiña cruris, y otras dermatofitosis localizadas. El fluconazol es apto para el tratamiento de micosis superficiales y profundas (Candida albicans y Cryptococcus neoformans), carece de acción contra Aspergillus spp, Fusarium spp, Penicillium spp, Candida glabrata y Candida krusei. Tiene buena actividad frente a C. immitis, C. neoformans y P brasiliensis. Se emplea por vía intravenosa y oral. El itraconazol se indica en el tratamiento de micosis superficiales y profundas, endémicas (paraccocidiodomicosis, coccidiodiomicosis, histoplasmosis), es activo frente a C.neoformans, Aspergillus fumigatus, A.niger y Penicillium. Sin actividad frente a zigomicetos y Fusarium. Tiene excelente actividad frente a la gran mayoría de Candida, incluidas aquellas resistentes a fluconazol. El voriconazol es activo frente Aspergillus spp (está indicado para el tratamiento de aspergilosis invasora), todas las especies de Candida, incluidas C.glabrata, C.krusei, C.parapsilosis y C.tropicalis, Coccidiodes, Histoplasma, Blastomyces, Cryptococcus y Trichosporon.
Las equinocandinas tienen actividad fungicida. La caspofungina es activa frente a Cándida spp, incluso cepas resistentes a azoles y polienos, Aspergillus spp. No es activo frente a C.neoformans, Fusarium spp y Rhyzopus spp. Su eficacia disminuye frente a Histoplasma capsulatum, Coccidiodes immitis y Blastomyces dermatitidis. La caspofungina está indicada en candidiasis orofaríngea y esofágica que no responden a fluconazol.
En CIBIC se prueba la sensibilidad a los siguientes antifúngicos: nistatina, voriconazol, fluconazol, itraconazol, caspofungina, anfotericina y clotrimazol.
Prestación disponible en Cibic:
Para conocer las condiciones del paciente, de almacenamiento y envío de la muestra y otros datos sobre las prácticas consulte el manual de prestaciones y la extranet.
Bibliografía
Prof. Dr. M.A.Allevato, Prof. Dr. R. Negroni, Antifúngicos, Actualización Terapéutica Dermatológica 2007;30:8.
Para mayor información o consultas:
Sección: Microbiología
Bioquímica Claudia Misto.
Tel: 0341-4499444 Int: 228