La criptococosis es una enfermedad micótica oportunista grave causada por Criptococcus neoformans, un hongo levaduriforme y encapsulado. La infección ocurre por inhalación del microorganismo cuyo hábitat natural es el suelo que, al estar contaminado con deyecciones de paloma, pollo o pavo que producen un pH alcalino y aumentan la concentración de nitrógeno, favorece la multiplicación de la levadura.
El curso de la enfermedad en un paciente depende de la cantidad de inóculo, de su estado inmunológico y de la virulencia de la cepa infectante. Los más susceptibles a la infección tienen alteraciones de la inmunidad celular o humoral (linfomas, leucemia, lupus eritematoso sistémico, diabetes mellitus y especialmente SIDA), por lo que el microrganismo no es eliminado cuando penetra en las vías respiratorias y, de tal manera, la infección progresa, invade el pulmón, se disemina por vía hematógena y llega al sistema nervioso central.
La mayoría de los pacientes tiene síntomas inespecíficos como cefalea, fiebre y malestar general, por lo que su diagnóstico clínico es difícil. Debe sospecharse en pacientes inmunocompetentes sólo cuando tengan un cuadro sugestivo de meningitis y el antecedente de tener contacto con aves. De acuerdo al órgano afectado la enfermedad puede ser pulmonar, cerebral (complicación más grave que se presenta como meningitis), cutánea, ósea o diseminada.
Las levaduras de Cryptococcus neoformans se pueden identificar por el exámen directo en fresco en contraste con tinta china. Ésta prueba posee baja sensibilidad, por lo que la prueba de elección para su diagnóstico es el látex, que permite detectar el antígeno capsular de la levadura, donde la especificidad es alta y la sensibilidad es de 90 a 95%. El cultivo de la muestra biológica, donde las levaduras desarrollan en 48-72 horas, con su posterior examen microscópico y pruebas diagnósticas especiales resulta lo más apropiado para la confirmación de la criptococosis. El líquido cefalorraquídeo (LCR) es la muestra en donde más se realiza el diagnóstico de dicha enfermedad.
Todos los pacientes deben recibir un tratamiento antifúngico, ya que la meningitis criptococósica es fatal.
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Bibliografía
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Sección: Microbiología
Microbióloga Carolina Ferrand.
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