Se acerca el verano y pensamos en prevenir las enfermedades diarreicas infecciosas. Sin embargo muchas de ellas se presentan durante todo el año e incluso más en invierno, tales como las debidas a Campylobacter y Rotavirus. Hay que reconocer, no obstante, que en niños pequeños son más graves en verano por el riesgo de deshidratación. Entre los agentes etiológicos, los más prevalentes son precisamente Campylobacter y Rotavirus en nuestro medio, produciendo el primero un cuadro principalmente disenteriforme con heces con moco pus y sangre mientras que el segundo, predominantemente acuosa. Los demás agentes prevalentes en nuestra área son Salmonella, Shigella y Giardia.
Las serovariedades diarreógenas de E. coli han disminuído su incidencia. No basta con la ingestión de esos microorganismo para enfermarse ya que hace falta un determinado inóculo (número de células bacterianas o quistes de parásitos). Los más eficientes son Shigella y Campylobacter, ya que con solo 10 a 400 organismos ya producen enfermedad sintomática, mientras que hace falta ingerir entre 100.000 y 1.000.000 de células de Salmonella o E coli. Las infecciones se difunden por el agua, los alimentos y las manos, propagándose tan fácilmente que la infección se produce temprano en la niñez. Con la edad y gracias a la respuesta inmunológica va disminuyendo la incidencia. Sin embargo, el viaje a otros países nos puede enfrentar con serovariedades frente a las cuales no tenemos defensas. El contexto es el de la diarrea del viajero. Es sabido que E. coli que produce toxina Shiga (STEC) puede causar diarrea simple o hemorrágica, Síndrome urémico hemolítico y Púrpura trombocitopénica trombótica. Las enfermedades diarreicas pueden presentar complicaciones graves como deshidratación, desnutrición, enteropatías y cuadros de naturaleza autoinmune como el síndrome de Reiter, la artritis reactiva y el Síndrome de Guillain Barré. Las sales de rehidratación oral han permitido un menor uso de antimicrobianos (ATM) y de internaciones, pese a lo cual algunas veces hace falta tratamiento específico. Una toma de muestra inicial que permita un diagnóstico precoz puede ser de gran utilidad ya que en poco más de 48 hs se puede saber si se trata de Shigella o Campylobacter que causan cuadro disenteriforme que puede requerir ATM. En mucho menos tiempo, en el día de la toma de la muestra se puede saber por técnicas rápidas si se trata de Rotavirus o E. coli O157 y saber que en esos casos no emplearemos tratamiento ATM. Es importante contar com herramientas diagnósticas que permitan hallar las diferentes agentes etiológicos rápidamente lo que permitirá tomar las decisiones más adecuadas. La diarrea causa todavía una tasa de letalidad inaceptable y el diagnóstico precoz es una forma de prevención secundaria eficaz.
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Para conocer las condiciones del paciente, de almacenamiento y de envío de la muestra y otros datos sobre la práctica consulte al manual de prestaciones y a la extranet.
Bibliografía
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